ألجامع (‘la Mezquita’, 2010) es una película franco marroquí de Daoud Aoulad-Syad que describe desde y con el corazón un problema irresoluble. Una ecuación religiosa, social, sentimental, local, familiar, legal, individual… que aparentemente no tiene solución, y en el caso de poder encontrale una, ésta tendrá sin duda un mal final.
Ayer viernes hubo un pase en la Casa Árabe. Seguro que a nuestro Ministro de Cultura y Educación (y también Turismo, ¿por qué no?, como si tuviese poco trabajo…) le agradará saber que la entrada nos costó 2€. Lo del cine en este país es un atraco, pero esto no es nuevo. Nosotros no hemos ido a una sala comercial casi desde 2008. durante un tiempo frecuentamos la Filmoteca, el Círculo de Bellas Artes cuando nos hacían descuento o ciertos sitios raros en los que el precio de la entrada no te provocaba úlcera. Pensábamos que el cine del año 2013 sería caro pero después de entrar en la web de unos conocidos cines madrileños como son los Yelmo Cineplex y ver que la entrada para una película no 3D son 9,20+0,90 euros por gastos de gestión, casi nos caemos de culo. De esos 10 euros, todos tenemos la obligación de saber que 2,1 son para el Estado, 3,4 para la cadena comercial de la sala de cine, 4,2 para la multinacional distribuidora y los treinta y pico centimillos restantes para los ladrones de la SGAE (así los denomina Google, no nosotros). Descorazonador panorama para salir.
Mejor proyectar en el estudio las películas que nos dé la gana en 90″ de pared y verlas con nuestros gatos, esos animalillos inteligentísimos a los que no se les permite el acceso a ninguna sala y sin embargo disfrutan como nadie siguiendo con el hocico el revólver de Clint Eastwood o las pupilas de Martin Sheen. Una sala cobra 9 euros por una bazofia a la que llaman cine y si la entrada es por anticipado, un euro más. La Casa Árabe cobra por una película premiada 3 euros y si es por anticipado, un euro menos. ¡Alhamdulillah!.
‘La Mezquita’ es una historia sencilla en la que lo mejor está en el caer de las miradas y los silencios que siguen a las conversaciones. De qué va la película está escrito en mil sitios, no lo repetiremos. Un decorado usado como mezquita y sobre ella intereses variados de cada miembro de la comunidad. Sobre todos los personajes nos quedamos con el del imán repudiado (el del gorro azul y los ojos sinceros), un sin hogar que vive en el cementerio y que comprende que un lugar de espiritualidad no puede construirse como una maqueta o un biombo. No importa si su fuerza emana de su coste o de la nobleza de su arquitectura, de su índice Bovis, de las sombras arrojadas o del pulido de sus mármoles. Importa la atmósfera e importa el significado, y ninguno de ellos se puede construir tan sólo desde uno de sus lados.
Película muy pero que muy recomendable que vuelven a poner dentro de un mes.