Tres en el Camino

Hará algo más de un año que proyectamos en estos muros que nos ven trabajar y crecer una película que empezaba tan bien como penosamente acabó terminando. The Way es una película que uno no debería ver a no ser que busque alguna escena en particular o algún elemento peculiar, que los tiene y muchos. Se trata de una peli bien hecha pero que se queda en la mera superficialidad desde cualquier punto de vista. Ha pasado tiempo suficiente para que no hace mucho nos animásemos a buscar algo más sobre peregrinaciones y fue entonces cuando apareció Tres en el Camino.

En esta película no hay poblado gitano (con hogueras…) en las Llanas de Burgos, no se nos castiga con la escena de las tapas y los pinchos ni se nos hace sentir vergüenza ajena con el alberguista ‘vasco’ que quería ser torero. Todas ellas imágenes de la película de Emilio Estévez de lo que no nos gustaría ver en nuestro periplo como peregrinos. Tres en el Camino, cuyo título original es Within the way without, es por el contrario aquello que debería ser que valga para el que ha ido y también para el que está por empezar. Una peli más profunda, sin adornos y con un sentido y un contenido que merece la pena deshojar.

La que dejamos aquí subida es una copia hecha desde Firefox con el plugin “Downloadhelper” de otra copia, que se encuentra en www.youtube.com/watch?v=rxMBsxwxtVQ y puede desaparecer cualquier día, lo cual sería una verdadera lástima porque para conseguir este video hay que sudar sangre. Hemos pirateado a los piratas…

Dirigido por Laurence Boulting en 2004, trata de forma intimista la peregrinación a Compostela en distintas épocas del año de tres personas de distintas culturas antes del cambio de milenio. El primero es Rob Jorritsma, un hombre holandés solitario y austero que recorre casi 3.000 kilómetros en pleno invierno. La segunda, Madoka Mayuzumi, una poetisa japonesa que camina durante la primavera. Y la tercera, Milena salgado, una enérgica chica brasileña que sufre, entre otras penurias, el tórrido calor del Camino en pleno estío. Hemos leido mucho sobre este largometraje; mucha mierda también, todo sea dicho. De entre todo nos quedamos con el comentario de un forero anónimo que se explaya contando lo siguiente:

“(…) Se trata de un documental desarrollado por un estupendo director de cine. El documental tuvo un asesor caminero del mejor nivel, y se recoge la peregrinación hasta en los más pequeños detalles con toda sinceridad. Estos pequeños detalles tienen un significado psicológico: una cosa es lo que se ve, y otra lo que significa. Lo del significado es mérito tanto del guionista como del director. Con los años se convertirá en un documento histórico porque recoge con fidelidad lo que esperaba a cualquiera desde San Juan al Pie del Puerto hasta Finisterre. Escribo en pasado porque se rodó en el año 2000, y las cosas han cambiado. Varios de los personajes secundarios han palmado, y verlos “en el ajo” como hicieron en vida colmará ese raro placer obitófilo que caracteriza a los peregrinos. Al documental se le da un tratamiento cinematográfico a partir de un guión muy inteligente, pero se desarrolla con muy poco presupuesto con el resultado de que es demasiado evidente que los actores principales son malos (…).A su lado Carmen Pugliese, Tomás de Manjarín, el Jato, o Vitorino parecen buenos porque hacen de sí mismos. El sonido del documental es tan deficiente que el chill out utilizado como banda sonora resulta agresivo. No existen elipsis cinematográficas ni literarias, y las escenas se montaron unas tras otras sin criterio uniformador. Probablemente porque se había acabado el dinero y el tiempo. Tan es así, que en principio se trataba de cuatro y no tres individuos en el Camino de Santiago. Cada uno de ellos representaba a una estación tanto del año como de la vida.

El caso es que lo que escribo se desprende de los “títulos de crédito” y de alguna escena inconexa. Una garota de Río de Janeiro hace de primavera (la vistosa muchacha es la actriz más mala que jamás posó ante una cámara); una japonesa de verano; un australiano que apenas aparece de otoño y un holandés con cara de palo como invierno. Además del paisaje y muchos pequeños detalles que los peregres reconocerán como propios, en el documental se largan un centenar de frases más o menos acertadas y trascendentes. Unas cuantas de estas frases o aforismos son de agradecer. Se recogen un buen puñado de situaciones con significado psicológico correcto, y eso siempre ayuda. En mi opinión estas situaciones están plasmadas en el arte sacro que encontramos en el Camino Francés, pero me parece un criterio muy inteligente el escenificarlas con un sutil sentido del humor (…). Dicho de otra forma: en el Camino se madura psicológicamente y da fin a “eternas” e interesadas protecciones. Lo más sincero y en mi opinión valioso del documental es el criterio de que el Camino no es apropiado para gente joven. La garota primaveral hará el Camino pero fracasará en la esencial transformación. Que al segundo día, la muchacha se duela de los pies por defecto del calzado, significa que su vida le pide marido y familia estable y no lo va a encontrar en el Camino. Luego se le denegará la compostela, y con ello se esgrime mi opinión de que el Camino no es para gente joven, sino para los mayorcitos que necesiten un cambio en su vida. La japonesa canicular obtiene todo el premio que el Camino puede dar, pues madurará y a su vuelta se reincorporará con éxito a su vida profesional e intelectual. O dicho de otra manera, a los zopencos el Camino sólo les sirve de “vacaciones baratas”. Al australiano otoñal no se sabe lo que termina de sucederle. Las pocas veces que este personaje aparece lo hace para quejarse y mostrar su incomprensión ante lo que hace o le rodea. Al holandés invernal el Camino le recompensa ofreciéndole un sitio donde vivir sus años sin sentirse vacío.”

Vale la pena transcribirlo: muy acertado.

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