Cuando el curso tocaba a su fin, la beca que la Delegación de Alumnos convocaba ese año para la edición de la Guía del Estudiante no había sido cubierta. ¿Sorprendente?, tal vez aquella era otra época, cuando podía despreciarse un mes largo de trabajo. Pese a todo, nos presentamos en la segunda vuelta y la conseguimos. Pero el trabajo con el que nos topamos era ingente. La Guía del Estudiante era un pequeño cuaderno de unas 40 páginas que se regala a los alumnos novatos para que sea más facil su llegada a la facultad y su aprovechamiento al menos los primeros meses. Durante varios años, esta publicación se abandonó en contenido y forma, y cuando se hacían más ejemplares los cambios se limitaban al año, al calendario y a la portada cuando más ganas hubo.
En las galeradas que se nos facilitaron de ediciones anteriores campaban por doquier la desidia, el copiapega y los datos desfasados, lo cual nos produjo rabia y náusea pensando en la impresión que recibirían de los alumnos recién llegados. Nos pusimos manos a la obra, medimos nuestras fuerzas y apostamos por un cambio radical: el formato A4 doblado por la mitad y grapado se cambió por un ejemplar apaisado, con cuadernillos encolados y menor tamaño; se mejoró en gran medida el modo de impresión: las fotocopias se convirtieron en impresión offset de la mejor calidad; se nos entregaron archivos de word e imagenes que rehicimos en formato profesional cdr para imprenta y filmación; – se actualizó todo el contenido, las listas de profesores, los departamentos y los planos de la facultad; se aumentó el número de páginas de 40 a 96; se buscaron ofertas de las mejores imprentas de Madrid y se gestionó una tirada sin precedentes de 1.200 ejemplares.
Queremos dar las gracias a Roberto Callejo de Copias Pradillo S.A. por todos sus consejos y recomendaciones y por enseñarnos más cosas de las que conocíamos en ese momento.