Este texto algo atípico no es sino la declaración de secuestro que existe del regalo de una amiga. No es de recibo acudir a una fiesta de cumpleaños y plantear que te piensas volver a casa con tu paquete misterioso. Éste era ya de por sí un poco raro: envuelto en papeles amarillentos, extraños símbolos, en el maletero de un coche, palabras balbuceantes, nocturnidad y alevosía… al final resultó ser un tajine de barro que habíamos comprado en una de las carnicerías de la calle Antonio Calvo junto al Centro Islámico de Madrid. El tajine de nuestra amiga Raquel que, por una jugada del destino, somos nosotros los que lo disfrutamos. Read more
Marmitako de bonito blanco
Llegará el día en que ya no podamos preparar el marmitako, en que los pescadores no faenen ya más, salvo algunos expedicionarios que se dediquen a pescar los últimos ejemplares de congrio, anguila o tiburón. Ya no se utilizarán redes ni mejilloneras, sino que los barcos tendrán todos la misma pinta que el Odyssey. Las escasas y selectas cargas tendrán unos precios desorbitados y -pese a estar repletas de metales pesados- se degustarán en los mejores restaurantes de los países más ricos. Que cada uno haga lo que crea conveniente por retrasar este momento todo lo posible, pero mientras tanto, sintámonos afortunados por poder disfrutar de un de los inventos más fantásticos de la cocina del Cantábrico: el sorropotún o marmita de atún. Un manjar por cuatro perras. Read more