Ilustración rápida, monigotes, cuatro rayas, un organigrama certero de cómo muchas compañías, estudios, empresas, oficinas se aprovechan de los esclavos de esta década. Un dibujo casi infantil que explica por qué estamos donde estamos y pensamos como pensamos: como piensa el pescador, como lo hace el jornalero, el limpiador, el ordenanza o el albañil.
Se trata de una publicación de la asociación Ganhem Vergonha sobre Who, una yunta de sinvergüenzas que se hacen llamar agencia de talentos creativos. Suena bien, pero tras un nombre y unos apellidos atractivos se esconde una empresa morosa y cruel que debe varios cientos de miles de euros. No se los debe a la República, a las eléctricas o a los bancos, sino a los centenares de creadores, ilustradores, dibujantes, artistas que han pasado por allí… gente siempre jóven, con ideas, con frescura y con ilusión, valores y cualidades de las que carecen completamente estos miserables.
Hace unos años empezamos a colaborar con una persona que decía: “El objetivo es trabajar cada vez menos hasta que otros trabajen por ti”. Poco importa si hablamos de diseño, de finanzas, de movimientos inmobiliarios, de verdadera creación o de un bar. Poco importa porque la frase es terrible y alberga los horrores de pensar que este país nunca saldrá adelante por sí solo.
Pero vamos algo más allá. Con el impago crónico coexisten otros hechos no menos abusivos: salarios u honorarios miserables que apenas cubren el servicio prestado, falta de convenios con ciertos colectivos especialmente los de creadores, ventajosas colaboraciones con autónomos, pagos que se retrasan hasta lo indecible, amenazas recibidas tras la reclamación de los mismos, cláusulas hiperagresivas sobre derechos de autoría en los contratos de colaboración. Esta es la realidad.
¿Los arquitectos somos artistas?. Difícil pregunta. Cuando empezamos a estudiar decíamos que no, que eso era poco para nosotros. Cuando hicimos los primeros concursos dijimos que sí, ya que nuestro alimento eran las ideas. Cuando quisimos construir, dijimos que no de nuevo: tocaba ser técnicos. Hoy no sabemos ni lo que somos, pero podemos ser artistas una vez más porque los abusos y violaciones que han padecido los colaboradores de Who, también nosotros los hemos sufrido en nuestras carnes y nuestros espíritus.
Hay que resistir. Un poco más.
Dedicado a María Durán en el Día Internacional de los zurdos.