Durante más de 5 meses trabajamos en el Palacio del Infante Don Luis Antonio de Borbón y Farnesio de modo metódico para hacer un levantamiento gráfico de un edificio con un tamaño al cual nunca nos habímos enfrentado. Si el primer día que llegamos a Boadilla nos pareció un despojo abandonado, casi medio año después se nos antojaba una maravilla arquitectónica y no podíamos comprender cómo no había ni sigue habiendo dinero para devolverle su dignidad y utilizarlo como se merece.
Moraleja: hacen falta varios meses de autocad, estación láser y trabajo en equipo para entender por qué Ventura Rodríguez está en los libros y otros no lo están.