Este texto trata de cómo muchas personas tratan de arañar las miserias de las que nosotros nos vamos deshaciendo. Este texto va del “nokia para pobres”…
Sucede que en el metro, en las reuniones, en las mesas de los cafetines, en los colegios, en todo escenario cotidiano los teléfonos inteligentes han barrido como el siguiente paso de la comunicación que parece que son, o quizás como la riada de marketing que a todos se nos lleva. Estos aparatos permiten llevar en el bolsillo casi un ordenador aunque sea solamente a costa de devorar banda 3G o inalámbrica de un modo parecido a cómo una ballena ingiere plancton. La realidad es que este paso hacia delante ha dejado desfasados y de lado a muchas personas de países desarrolladas de Europa y América: verbigracia ancianos, personas con pocos recursos económicos, habitantes del medio rural o ciudadanos con limitados conocimientos de la actual tecnología. Podría decirse que esta raza humana “no espera” a los más rezagados.
La cosa cambia si hablamos de países del tercer mundo en los que como remolque, la telefonía se ha convertido en un servicio un tanto impuesto aunque en muchos casos bastante útil y con algunos beneficios prácticos. Son muchas las zonas de India, China, el sudeste Asiático y África en los que existe una pobreza cuidadosamente tecnificada. Áreas inmensas en las que el porcentaje mínimo de población que vive en zonas rurales con recursos mínimos es del 75%. No es casualidad que de esta población, solamente el 35% tenga acceso a un dispositivo móvil. Decimos “acceso” y no propiedad, ya que estos aparatos no son tan fáciles de conseguir como en nuestras ciudades y lo habitual es que se compartan entre varias familias, como hasta hace no tanto ocurría en muchos pueblos de la Península. Un teléfono inteligente es algo que en estos lugares solamente es útil para comerciar con él o arrojárselo a una hiena.
No es nada práctica una pantalla de 320×480 px. como la del iPhone o los procesadores de 2GHz con doble núcleo que llevará la próxima generación de Samsung. Sin instalar toda la sarta de estúpidas aplicaciones que hoy tienen entretenido a medio planeta, cualquiera de ellos consume unas alucinantes cantidades de energía de las que, desgraciadamente, la otra mitad no dispone. Cuando no se tiene electricidad salvo durante unas pocas horas al día y la intensidad y calidad de la red de datos es miserable, un teléfono “inteligente” sería lo menos inteligente en que gastar la mitad del sueldo de todo un año.
De repente aparecen hace unos meses en el mercado indio dos nuevos móviles de la marca finlandesa: el 100 y el 101, que parecen haber sido diseñados fuera de los despachos. Poseen lo necesario, nada más:
- Una interfaz a color con múltiples idiomas -entre los que está el swahili pero no el español o el alemán- con iconos muy intuitivos que permiten su uso a gente que no sabe leer ni escribir. Es posible que la pantalla a color que trae este aparato sea la primera pantalla a color que mucha gente vea en un electrodoméstico que no sea una televisión, lo cual es un gran paso hacia delante.
- Una radio que no necesita cable de auriculares como antena, un valioso recurso para zonas donde no llegan las ondas de TV ni sus habitantes pueden permitirse comprar televisores . Dispone además de un altavoz que además de permitir escuchar una conversación a una familia o grupo, sirve para utilizar el teléfono como un pequeño transistor.
- Trae además una linterna flashled de bajo consumo, algo útil en lugares donde a menudo no hay disponibilidad de luz eléctrica instantánea.
- Posee una batería BL-5C de 1020 mAh que mantiene el teléfono en espera más de 15 días. Los 25 días garantizados nos parecen demasiados si tenemos en cuenta el consumo extra que las conexiones y desconexiones de la red originan, pero nos parece un elemento indispensable cuando este tipo de baterías de gran capacidad no suelen verse en teléfonos de bajo coste.
- El modelo 101 tiene la posibilidad de utilizar 2 sims de modo simultáneo y compartir hasta 5 configuraciones y agendas para sims distintas, lo que lo hace tremendamente práctico para que un móvil se comparta por varias personas o incluso familias.
- Un software interno seguro, regular y ya ensayado en modelos como el 5110, el 6190 o su predecesor, el Nokia 1100, aunque con apariencia y practicidad externa algo más actual. Aún así, estamos hablando de tecnología de hace 8 años, algo que seguramente tenga mucho de positivo, especialmente de cara al precio y la fiabilidad.
- Una carcasa de plástico duro, aparentemente más resistente que cualquier otro modelo, con su tapa antipolvo para la ranura de la tarjeta.
En resumen, estos Nokia son teléfonos duros, prácticos y bastante adaptados a lo que aparentemente no es un mercado atractivo como pueda ser el de los inteligentes, las tabletas o los libros electrónicos. Recordemos que este teléfono se vende por 20€ y habría que vender entre 30 y 40 terminales para alcanzar los precios de un iPhone o un iPad2. Sin embargo el gigante Nokia no es una organización de caridad. Con este teléfono pretende abrir en canal una enorme bolsa de potenciales compradores: de los siguientes mil millones de teléfonos -next billion- este tipo de aparatos serán sin duda los más abundantes.
Buen análisis sí señor. No sé si la última afirmación será tal como dices pero desde luego incluso en el mundo de los móviles existen dos mundos que nada tienen que ver.