Residuo residencial en Barcelona
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Residuo residencial en Barcelona

Concurso rápido para uno de los rincones más castigados del sector @22 de Barcelona. La hipótesis para este proyecto es la idea de que hoy en día los mecanismos de producción y consumo ha desvalorizado el trabajo de fabricantes, diseñadores y consumidores y que es necesaria la búsqueda de un nuevo concepto del lujo.

Hoy prima la máxima funcionalidad con el mínimo esfuerzo, o lo que es lo mismo, la “cultura de lo desechable”: esos objetos de rápido consumo que cumplen sus funciones exigiendo un esfuerzo y una atención mínimas.

Se puede optar por otra condición de demandas: una posible es la máxima calidad de relación con los objetos. Cuando ese objeto [aquí despectivo] se mima, se le presta cada vez más atención, se le transforma correctamente, podemos afirmar que estamos en la “cultura del cuidado por las cosas”. El objeto de esta cultura se denomina “artefacto”.

Nos es posible un lujo verdadero en estrecha relación con el concepto de “cultura por el cuidado por las cosas” que desprecia el fetichismo que existe por la identidad del objeto. Esta nueva concepción del lujo, -que no es nueva, sino que no está potenciada con la suficiente fuerza para ser visible-, se basa en el esfuerzo por poner de manifiesto la riqueza de la superficie. La arquitectura de esta cultura sería como una página escrita: sin espesores, condensada y sin codificar.

La afectividad que cada colectividad de dicha cultura pueda descubrir en cada elemento arquitectónico, el tiempo cada vez más escaso, la demanda de entornos de confort diferentes y el hartazgo que a la larga produce el “sucedáneo del lujo” nos llevaron a plantear este proyecto semiurbano con las siguientes premisas:

  • lo nuevo no es un lujo
  • la calidad y la afectividad son dos lujos hermanados
  • la privacidad no es un lujo
  • el tiempo es un lujo, uno de los más caros
  • la flexibilidad no es un lujo
  • la interacción con el objeto es un lujo

Siete torres neutras, grises, con cada elemento definido sin ambigüedad, destinado a la función pública, cerca de todo y en medio de un mar verde y público dentro de la metrópilis es lo más adecuado que encontramos para superar todos los listones que nos habíamos puesto.